Preguntas frecuentes de Nona Fernández: Un libro sobre la memoria y el virus

Preguntas frecuentes, el libro más reciente de Nona Fernández, aborda algunas de las preocupaciones recurrentes de la escritora, como el de la memoria y la plasticidad de la literatura. Pero también se introduce en el problema de escribir sobre un tiempo vivo y la belleza de lo obsoleto.
La escritora chilena Nona Fernández publicó una novela sobre la pandemia en plena pandemia.

El libro está dividido en cuatro grandes secciones cuyas primeras tres están a su vez divididas en tres formatos: la voz de N, la voz de A y las preguntas frecuentes que le dan el título al texto. La cuarta sección, la más débil, es una columna de opinión fruto de las conversaciones que sostienen N y A.

Como ocurre en cuarentena, la acción es mínima. Encerrada en su departamento, A se desvela y contempla la vida nocturna, las ambulancias, los helicópteros, los ruidos de los vecinos, los aplausos al personal de salud, la gente buscando comida entre la basura.

N se dedica a escribir y le habla a A, la ayuda a recordar la tragedia que marcó su infancia y cómo sus vidas se trenzaron después de ese accidente del que A ha olvidado fragmentos.

Entre las partes de N y las de A están las preguntas frecuentes que contesta el Gobierno de Chile: “¿Cuánto durará el confinamiento?”, “¿Se puede asistir a funerales?”, “¿Es normal que se mezclen los tiempos?”, “¿Es normal soñar con ataudes?”, entre otras.
preguntas frecuentes de nona fernandez
Preguntas frecuentes - Alquimia Editorial
Considerando esta estructura, tal vez sea arriesgado afirmar que Preguntas frecuentes es una novela. Como algunos de los trabajos anteriores de Nona Fernández (¿es Voyager un ensayo o un largo poema narrativo?, ¿es Chilean Electric una novela o una semblanza autobiográfica?), Preguntas frecuentes juega con cierta indefinición en torno a su clasificación.

Su registro inmediato de la realidad tiene aires de crónica periodística, su corta extensión –79 páginas– la asemeja más a un cuento largo, y la columna final efectivamente se publicó en un medio de comunicación como una columna firmada por la autora. Esta indefinición, por supuesto, conlleva riesgos.

Preguntas frecuentes, que es “el primer texto literario publicado tras el estallido del 18 de octubre” según lo consigna la crítica Patricia Espinosa, presenta un estilo apurado, una escritura de urgencia proveniente del contexto en el que le tocó nacer.

Por esta razón, su mayor logro es el alto nivel literario que alcanza su representación del estado de emergencia. Por esta razón, también, su discurso final se siente tan tosco y redundante.

Un libro sobre la memoria, el virus


Aunque el trabajo autoral de Nona Fernández tiene ramificaciones hacia el teatro y la ficción televisiva, no es disparatado afirmar que sus textos son más bien hermanables con las técnicas del documental chileno de las últimas décadas.

Fernández suele partir desde el documento, el registro textual real que pone en tensión la memoria, la forma misma de representar el pasado y sus consecuencias en el presente. Al igual que en varios ejemplos documentales, más que crear una representación objetiva e imparcial, el punto de partida real va ligado a una plasticidad formal, a una variedad de estilos que se despliegan gracias a los recursos imaginativos de la autora.

En Preguntas frecuentes, este problema de representar el mundo mediante una vuelta ingeniosa adquiere una pertinencia particular: los ecos del estallido social, que aún resuenan en nuestro mundo, también deben hacerlo en el de la novela, y la inestabilidad provocada por la crisis sanitaria está ocurriendo en el aquí y el ahora tanto del libro como de la realidad.

Nona Fernández logra cristalizar este tiempo vivo, precisamente, mediante la dificultad que conlleva.

Los dos estados paradójicos que han dominado la condición de lo real durante los últimos años –“cuarentena” (el encierro, la inacción, la espera) y “pandemia” (el caos, la enfermedad, el peligro)– encuentran en el libro sus respectivas encarnaciones, igual de paradójicas, igual de dialogantes.
El accidente olvidado de A podría fácilmente evocar una infancia congelada en el tiempo (hasta cierto punto lo hace, con los huevitos de chocolate y las expresiones de juego infantil que se cuelan en el relato, “frío, frío, como agua del río”), pero son las ansias de movimiento las que están más presentes en su voz (“Mueven sus cuerpos mientras dicen oraciones que desconozco. Nunca supe rezar. Nunca me interesó. Pero hoy quiero unirme a este coro para ver si de algo sirve hablar sola”).

El relato de A es claustrofóbico en la forma, pero su contenido se presenta como hondo e infinito, como “ese lugar intermedio entre el sueño y la vigilia”.

Por su parte, N, que experimenta y describe el proceso caótico e impredecible de la memoria, se dedica a trabajar con la escritura, es decir, con la traducción lógica y coherente de la volatilidad del pensamiento (“No sé si pueda responder bien tu pregunta. Recuerdo a goteras. Una gota llama a la otra y a veces la llave se abre. Cuando eso pasa intento retener lo que más puedo. Pero aunque intente reconstruir con la mayor precisión posible, quizá lo que te escriba no tenga nada que ver con lo que pasó. O con lo que me contaste que pasó”).

N es la voz que intenta canalizar, que habita en el mundo de las ideas, el reverso de A, quien habita en el mundo de lo concreto.
libro preguntas frecuentes nona fernandez
Cita al inicio de Preguntas frecuentes
Estas dos subjetividades están marcadas por la incertidumbre y el desamparo, una doble amenaza: la araña de la memoria, el recuerdo doloroso (“Imagino una caja llena de cachureos viejos de la que puede saltar una araña si llego a abrirla. Sería una araña de rincón y de seguro no sobrevivo a los recuerdos”).

Y también la presencia del virus que, como el recuerdo, no se ve pero está, y que también podría matar a A (“Con el cóctel diario de píldoras que tomo para que el resto de mi riñón funcione, si le agrego una más, termino de asesinarlo. Soy el pasado de un cadáver próximo si no me cuido”).

Como una broma macabra, tragicómica en sus respuestas, la entidad que podría ofrecer cierto nivel de resguardo entrega nada más que un placebo absurdo.

Hacia la inevitable obsolescencia de las preguntas frecuentes


Uno de los puntos más altos de Preguntas frecuentes es el de las preguntas frecuentes.

Entre la intimidación de la memoria, el olvido, el interior, el exterior, y el atrape físico y mental de N y A, la intervención del relato que hace Nona Fernández con las preguntas contestadas por el Gobierno de Chile se siente como un respiro. A su vez, también pone en escena al tercer pilar que ha marcado el periodo pandémico: el refugio en el mundo digital y su calidad de necesidad básica.

Cualquier persona que se haya enfrentado a la búsqueda de información en un sitio web sabe que la estandarización de dudas de la sección “Preguntas Frecuentes” casi nunca va a resolver los problemas específicos y subjetivos que tenga el usuario.

De este conflicto es que en la actualidad se estén diseñando inteligencias artificiales cada vez más sofisticadas para contestar y dialogar con humanos. Con la proliferación de bots y asistentes virtuales que acompañan a dubitativos usuarios, compradores o ciudadanos, las secciones de “Preguntas Frecuentes” de los sitios web están muy cercanas a la extinción.
Nona Fernández alcanza a vislumbrar este destino; el personaje de A, de hecho, pierde el trabajo por lo mismo: “Ayer me hablaron de la pega. Dicen que el departamento de Atención al Cliente se reduce a la mitad. Que para qué tenerme respondiendo preguntas del público si no hay público”.

Como las fábricas abandonadas en las que aún parecen haber vestigios humanos, o los parques de diversiones sin visitantes que son tragados por la naturaleza, las Preguntas Frecuentes de Nona Fernández funcionan como un apartado tecnológico en desuso cuyo proceso de descomposición lo convierte en una fuente de inspiración poética:

“¿Es normal tejer para deshacer lo tejido?”, “¿Es normal que se mezclen los muertos?”, “¿Hay permiso para echar de menos a los vivos?”. Un pedazo oxidado de modernidad del que nacen flores.
preguntas frecuentes nona fernandez 3
Parque de diversiones abandonado en Berlín
El alimento de esa belleza, sin embargo, es la inoperancia del gobierno, lo absurdo de las medidas que pretenden mitigar los efectos del confinamiento, las consecuencias fatídicas y el colapso general del sistema. En las Preguntas Frecuentes se cruzan las pausas al intercambio entre N y A, la obsolescencia de ciertas formas virtuales y el reclamo social expresado con un minimalismo que le termina por otorgar coherencia estética al libro.

Por esta misma razón, es que la columna final se siente tan fuera de lugar.

El valor de la desestructura


Se entiende que al incluir la columna de opinión como parte de la propuesta del libro se pretende otorgarle otra capa de significación más allá de la columna en sí. Su separación en líneas –a modo de versos– y su conexión como síntesis entre los diálogos de N y A es evidente y coherente. Sin embargo, el resultado es más bien burdo, demasiado cercano a los objetos periodísticos simplones que abundan en plataformas virtuales.

La columna de Nona Fernández, que es un momento de catarsis donde se denuncia la inexistencia de cualquier clase de protección social y la precaridad de un país en teoría moderno, se parece demasiado a un post de Facebook, a un hilo de Twitter o a una bajada de foto en Instagram. Un momento de indignación tapizado en likes.

El contraste con las Preguntas Frecuentes es demasiado: mientras que la columna condensa un discurso que se viene repitiendo desde octubre 2019 –en realidad, desde mucho antes– en boca de cualquiera con un mínimo de sentido común, las Preguntas Frecuentes confirman que ese mismo fervor se puede expresar con un rigor artístico aventajado, que la literatura es capaz de mucho más.
Fuera de este traspié, la novela es sumamente atractiva en su estructura. O, tal vez, en su desestructura. No creo que sea posible hablar de una “deconstrucción”, pero sí de un libro en el que algo se desarma para volver a armarse.

La conversación entre A y N retrotrae el siempre relevante tema del escritor y su doble ficcionado, como en el canónico Niebla de Miguel de Unamuno, es decir, la desarticulación del artificio (aunque en Preguntas frecuentes quizás el referente más acertado sea el film Las margaritas de Vera Chytilová, con sus dos protagonistas mujeres que en realidad podrían ser sólo una, encerradas en una mente-habitación).

En esta misma linea, es imposible no mencionar otro de los grandes giros estilísticos producto de una crisis: el cine del neorrealismo italiano; con un continente entero en ruinas, las formas artísticas se transformaron de manera profunda e inevitable.

En Preguntas frecuentes se anticipa algo de esa voluntad de cambio, ese punto de quiebre que debería obligar a replantearse las formas y, por lo tanto, los fondos.
Dóname desde Chile

Dóname desde el extranjero

Suscríbete

Nuestra puntuación