South Park Post COVID: La pandemia y el streaming son inevitables

A pesar de sus más de 20 años en emisión, “South Park Post COVID” se siente como un nuevo desafío para sus autores.

El motivo: su plataforma de exhibición –Paramount Plus, otro streaming que se suma a la interminable lista de servicios pagados–, y el formato que esta conlleva –dos episodios de una hora de duración cada uno–.

Si bien los creadores de South Park, Trey Parker y Matt Stone, ya habían practicado este modelo con los especiales de la pandemia y la vacunación, sólo en “South Park Post COVID” se siente el peso de estrenar a través de Internet.

Es decir, cargar con la misión de tener que llenar una plataforma con contenido ilimitado.
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“Una película hecha para la televisión”


En agosto de 2021 se confirmó la noticia de eventuales 14 nuevas películas de South Park a estrenarse vía streaming.

Un hecho inédito no sólo por la cantidad de dinero involucrado, sino porque la única película de South Park se estrenó en 1999. Luego de esa comedia-musical, el formato largo fue abandonado y sus showrunners se dedicaron sólo a producir para la televisión (y para excelentes videojuegos).

La primera parte de “South Park Post COVID” es enfática con respecto a esto.

Luego del clásico recuadro negro de letras blancas que solicita la discreción del espectador, una voz en off aclara: “No es una película, es una película hecha para la televisión”.
Más que aclarar, en realidad, esta declaración enreda. ¿Qué implica que sea una película hecha para la televisión? ¿Se pueden considerar las series y películas de streaming como “televisión”? ¿Por qué está dividida en dos partes si es una obra unitaria?

La discusión es larga y teórica. Lo que sí es concreto, es que con esa decisión “South Park Post-COVID” entra en terreno desconocido, terreno que por ahora podríamos llamar: eventos-especiales-serializados.

Una evolución que se siente refrescante, pero al que los guionistas deberán aprender a tomarle el pulso.
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South Park Post COVID: La distopía después de la pandemia


En “South Park Post COVID” nos vamos 40 años hacia el futuro. La pandemia acaba de terminar y la muerte de Kenny obliga a los personajes, ahora adultos, a reunirse en el pueblo-protagonista de la serie.

Sobre esta premisa se construyen los mejores chistes de todo el especial Post COVID. El mundo del futuro es tan deprimente como hilarante, una distopía de humor negro, una especie de episodio de Black Mirror pero satirizado al extremo absurdo que sólo South Park sabe alcanzar.

En el 2061, todos los comercios llevan el sufijo “Max” o “Plus” (obviamente no iban a dejar pasar la oportunidad de burlarse de su nueva casa televisiva), los niños juegan en la calle enchufados a sus cascos de realidad virtual (un guiño al inminente Metaverso), y las Alexa han evolucionado a demandantes esposas holográficas (no vemos a ningún asistente virtual masculino).
En el área política, aunque no profundizan, los guionistas lanzan sus dardos hacia el inevitable ascenso de los ideales progresistas, deformados hasta el ridículo. La Primera Dama es alguien llamadx Tom Kardashian, y los humoristas sólo pueden expresarse en chistes inofensivos como:

“¿Se han fijado en los mexicanos? Su comida es muy buena, tienen playas increíbles y son personas fantásticas”.

Primer acto inconcluso


Coherente con la firma de sus autores, “South Park Post COVID” está al día con todo. La serie propone una mirada del acontecer mundial no sólo inmediata, sino que también lúcida y profundamente crítica, y este especial se mantiene en esa línea.

Sin embargo, aunque esta seguidilla de escenas distópicas es efectiva presentando el mundo y funcionando al mismo tiempo como encadenación de chistes, lo que viene después es algo enredado.

La trama central gira en torno a una aparente conspiración tras la muerte de Kenny, el origen del COVID y el rol de la marihuana de Randy Marsh. Una trama que se siente irrelevante frente al universo que han construido y a los cambios que han experimentado sus icónicos personajes.
¿Qué tanto importa la investigación de Kenny cuando al frente tenemos a un Cartman devenido rabino judío? ¿O la marihuana secreta de Randy frente a la relación con su hijo luego del desastre? ¿Cómo es que Jimmy se rindió ante la comedia progre?

La primera parte de este especial, aunque ofrece cierto sentido de clausura (nos dice quiénes causaron la pandemia, pero no cómo lo hicieron), parece más bien el primer acto de una película de verdad.

Luego de sacar las risas necesarias y establecer sus nuevas reglas, todo habría quedado listo para una continuación que ofreciera respuestas y siguiera explorando los avatares de sus queridos personajes.

No obstante, The Return of COVID, la secuela, optó por explorar más lo segundo que lo primero.
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South Park: Post COVID: The Return of COVID


Si Post COVID fue el primer acto de esta “película”, The Return of COVID es una compresión del segundo y tercer acto.

Retomamos la trama central de completar el experimento de Kenny, viajar en el tiempo y corregir la línea temporal. Pero, de nuevo, esta historia se siente como una excusa para sacarle provecho a los personajes.

Más que el viaje en el tiempo, lo que sostiene esta segunda entrega es el regreso a la dinámica de los protagonistas cuando niños: Stan y Kyle trabajando de nuevo como amigos, Butters siendo manipulado por Cartman, y este último perfilándose otra vez como antagonista, pero ahora de intenciones nobles.
Los primeros dos tercios de The Return of COVID son un ir y venir entre locaciones bajo la premisa de enfrentar a dos grupos de personajes (como en el especial de la vacunación o el de Black Friday), pero la decisión se siente alargada y en ocasiones incomprensible (los viajes en el tiempo son un dolor de cabeza para cualquier guionista, en todo caso).

Los chistes de Alexa como algoritmo de productos recomendados son repetitivos, y los de NFTs parecen demasiado específicos para el público general. Sólo la inesperada familia Cartman, su verdadero romance y las evocaciones de Anna Frank le dan los toques de emoción que mantienen arriba al film.

Una vez que la trama central se despeja, cuando ya se ha conseguido el objetivo principal, el especial agarra vuelo y todas las piezas comienzan a calzar: la película se reencuentra de nuevo con su primera parte, y transita desde la distopía hacia la utopía.
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Un final feliz, pero no para todos


Finalmente, el problema del streaming es ese: para llenar la plataforma con contenido, es necesario estirar el tiempo de esas series-películas y ofrecer la sensación de entretenimiento sin fin.

A “South Park Post COVID” le sobran minutos de su segunda parte. Incluso se podría aventurar que le sobra la segunda parte, y que esta historia se pudo haber contado en una sola pieza de hora y media.

Quizás con un poco de autorreflexión sobre esto, hacia el final los guionistas nos confirman que hay cosas que son inevitables. La pandemia es una de ellas, el tránsito hacia los nuevos formatos podría ser otra.

La moraleja (South Park siempre ha sido moralizante) es que no podemos cambiar estas cosas, pero sí nuestra actitud frente a ellas. Así, la actitud con la que los guionistas resuelven su entrampado sci-fi es gratificante y a la vez cruel.

En una especie de declaración de principios, plantean que no hay redención para los antivacunas, que la pospandemia es un buen momento para perdonarnos a nosotros mismos y a los otros, y que el karma de veinte temporadas siendo un sociópata puede destruirte en tu adultez.
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